domingo, 10 de febrero de 2013

Y pasaron doce años

Lo escribí camino a mi casa en Máncora. Sólo me dejé llevar por esa felicidad de volverme a encontrar con todos mis hermanos después de doce años...

Y pasaron doce años

Camino a casa con la esperanza de encontrar un retacito de esa felicidad austera, sintiendo una paz interior que después de mucho tiempo no lo sentía, hoy muchas anécdotas de infancia me acompañan y la familia esta allí con la sonrisa en el ambiente que hoy espero encontrar.
Hoy brotarán las bromas y juegos de infancia, evocaremos a los precursores. Si estuvieran con nosotros les jugaríamos las mismas bromas, hoy serán nuestros invitados en pensamiento y sentiremos su respirar. Nos uniremos en abrazos familiares y haremos de la tertulia nuestro pasatiempo favorito como solíamos hacer.
El tiempo esperado llegó, aunque es minúsculo, es suficiente para renovar votos de amor familiar, recordaré ese árbol que me ayudasteis a sembrar ese libro que me enseñasteis a leer, esa herramienta que dejastes que usara, esa puntualidad y respeto que quedo en mi, eso y tantas vivencias más...le agradezco a Dios que nos este regalando este tiempo maravilloso, sentimientos encontrados pero al fin sentimientos buscados.
Un cholo, un negro, un Serrano y una zamba ojona se unen después de doce años en un cónclave de razas para ratificar ese sentimiento de hermandad, en ese espacio de idos tiempo pasaron muchas tristezas, pérdidas, alegrías agrias pero el amor de familia se mantuvo como el primer día en que nos fuimos alejando en busca de horizontes, hoy es un día para recordar a nuestros vástagos que el amor de familia es el centro de la vida, ese fue el legado de los viejos, han pasado algunos años desde que partieron y parece como si hubiese sido ayer, aún no se apagado su llama, al contrario sigue vigente su docencia, siento que fueron los mejores artesanos de vida, nos supieron tallar, le pusieron mucho amor a sus obras de arte, fueron nuestros Yepetos y nosotros sus muñecos de madera que Dios les dio vida y hoy brillan bajo el manto protector de sus ausencias...Gracias vida por este regalo que nos das y gracias Lubinda y Víctor siempre estarás en nuestras memorias, simplemente somos vuestras continuidades y si una lágrima se me derrama es por ese amor inmenso hacia Uds...simplemente somos esa continuidad y gracias.