martes, 23 de octubre de 2012

Lo que me enseñaste

Lo que me enseñaste

Desde siempre suelo encontrar en tu presencia esa paz, esa compañía en mis momentos de soledad. A veces entiendes mis silencios y desnudas mis soledades. Tus diálogos me animan a seguir caminando, me enseñaste a mirar la vida con optimismo, y a pesar de las dificultades, me ayudas a encontrar esa luz de búsqueda y de tranquilidad.

Cuando tomaste la decisión de partir, causaste un hondo pesar, con esos rios de tristeza te demostraban que tu ausencia iba a ser permanente. Preferí no demostrártelo en ese momento y me entendiste, y hoy, cada vez que te recuerdo la tristeza me invade y soy presa de la melancolía. Creo haber elegido bien, porque así cuando invoco en mis pensamientos tus recuerdos, siempre estás conmigo.

Me enseñaste a dar mis primeros pasos, a sonreir, a guiar mis primeros trazos e hilvanar mis primeras prosas, fuistes mi confidente y hoy mantienes esa postura y demostraste con tu sabiduría, que bastaba a que llegásemos a entender nuestro libre albedrío para que tu partida se hiciera efectiva. Ahora lo entiendo, pero me duele. Tu presencia es necesaria, aun cuando suelo ver tu rostro Gioncondesco que me regalas.

Espero te llenes de alegría cuando tus vástagos se reunan después de muchos años. Siento los hilos de nuestro trajinar guiado por tus manos. Nos acordaremos de esas anécdotas que vivimos contigo, de esa mano zurda prodigiosa que nos enseñó a caminar, de tus problemas compartidos, de tus arriesgadas aventuras para conocer nuevos mundos, la nueva familia, de tu humildad, de tus sueños...truncos. Hubiera querido que DIOS te regalase un segundo de vida más para que nos veas mas creciditos y la huella que dejaste.

Después de muchos años la casa se llenará de los tuyos, es el mejor homenaje que haremos para tí, nos sentaremos en la misma mesa cuando nos alimentabas y nos veías crecer, cuando nos enseñaste a sumar y a leer, volverá la sonrisa, nos acordaremos de tí...si de tí y de tu compañero, de nuestro progenitor, fueron tal para cual.

Contigo sembré un árbol en el pequeño corral de la casa y dió sombra y abrigo a la familia por muchos años, así entendí amar a la naturaleza.

Mi homenaje es y será por siempre, me diste luz, me diste vida y mi deuda es impagable. Con mi reconocimiento no puedo pagar ni siquiera el interés mínimo. Solo sé que me diste vida y dejaste en mi, mucho sentimiento, nostalgia y sabiduría...gracias Mamá.



Gracias Alberto...describes una hermosa historia tal como lo viví.