sábado, 30 de junio de 2012

Porqué...?


Porqué...?

Porqué las cosas terminan ?
Porqué existe el fin ?
Porqué las cosas buenas no continuan ?
Porqué te fuistes?..conocimiento

Me rehuso a seguirlos
Soy contracorriente
Soy rebelde...el Sr de la triste figura me educó así.

Siento que te vas...porqué?
Ese mundo no ayuda a crecer
No quiero ser el inquilino de Altamira
Yo te quería, te quiero y te querré por siempre
Porqué cambiar ?
Ese no es el camino...ese no es destino
Porqué Sr...porqué dejastes que esto pasara ?
Despertaremos...?

Tenias y no supiste escuchar, aprender, cultivar, caminar
Tal vez me preguntes...
Pero si me tenias...si el oráculo estaba descifrado?
pero si me tenias...porqué lo elegistes?
porqué...?

Siempre estaré esperándote, en la misma estación
junto a mi mar... solitario
sintiendo su brisa...esperando que limpies mi nostalgia

martes, 26 de junio de 2012

Ausencia


Hoy siento la ausencia, pero me admiran...yo que hice?...nada
simplemente caminar con la cordura y mi gris pensar
Porque despertaste...?
Porque dejastes que mi pena se convierta en prosa?
Sueño con describir el mundo en mi pluma sin mencionarte...sueño describir
mi pobreza de antaño, decifrar mis locuras sensatas y que aflore mi vanidad...
Porque no te busqué..?...el egoismo estuvo allí, no mi objetivo final, hoy lo entiendo
la vida continua y eso no cambiará, pero ha cambiado el sentir.

Caminar, simplemente caminar y cultivarse para crecer por siempre, ser contracorriente,
ir contra el orden establecido, hoy que los inquilinos de Altamira son mas...

Quisiera derrotar a los molinos del Quijote, así podré sentarlo en su sitial y que el
orden se establezca, mi orden, tu orden, nuestro orden...
...



lunes, 11 de junio de 2012

El triángulo del amor

Gracias al reencuentro, pude desempolvar de mi memoria esta hermosa anécdota que no esperé dejarla pasar y plasmarla con mi pluma.

El triángulo del amor

Este fin de semana ha sido muy intensa, sentimientos a granel por doquier. Este reencuentro te deja perplejo, anonadado. Amistades que por muchos años no las veías, hoy las vuelves a encontrar y te envuelves en un abrazo que quisieras que nunca se acabe. El tiempo es el culpable y un testigo fiel, son amistades reales y tu alma se llena de vida. Rios de lágrimas tengo en mi ser hoy, aun no puedo digerir tantas emociones en tan poco tiempo. Gracias por el 45 onomástico de mi colegio, ese colegio que lo llevo en mi corazón, que me enseñó amar a la ciencia, a la humanística, a crear grandes amistades y también grandes amores, y precisamente de uno de esos amores se trata esta historia.

Ella de menudo ser, pero de una inteligencia prodigiosa, era la más aplicada del salón, la de las notas de excelencia. Me enamoré de ella tal vez por su espíritu valiente, porque asumía los retos con entereza. La relación se intensificó más cuando estábamos fuera del colegio, éramos ya ex-Palletinos. Yo ingresé a seguir mi carrera de ingeniería y ella su profesión de enfermería. El respeto mutuo fue nuestra bandera, pero teníamos enormes dificultades para frecuentarnos, el correo electrónico no existía, el celular menos, solo el teléfono fijo era el fiel testigo de conversaciones efímeras. No teníamos los recursos para darnos el lujo de ir al cine, o disfrutar de un jugo y compartirnos, pero teníamos algo que sí lo dábamos de sobra, el sentimiento del amor.

Un buen día pactamos encontrarnos en nuestro parque preferido, a mirar los peces y sentarnos a conversar. Creo que me levanté con el pie derecho, caminando por el parque tuvimos la dicha providencial de encontrarnos un billete de nada menos diez soles. No teníamos la menor idea a quien le pertenecía porque a nuestro alrededor no había persona alguna, nos miramos y nuestra sonrisa se fue haciendo intensa, sentí leer su pensamiento y ella el mio, sentimos que Dios nos había regalado un pedacito de felicidad hecha dulce, porque lo primero que atinamos fue a recurrir a un modesto puesto de golosinas y me dejó que le comprara un gusto de mi parecer y ella hizo lo mismo, sin darnos cuenta coincidimos en nuestra elección, nos compramos un triángulo de chocolate para regalarnos. En ese momento sentí que Dios estaba con nosotros envolviéndonos de nuestro querer, fue el momento más mágico que pude sentir a su lado y que hoy al volverme a encontrar con ella recordamos aquella anécdota que nos hizo felices gracias al triángulo dulce del amor.